jueves, 6 de agosto de 2009

LA TRAICION

Lo que el informe decía no les agradaba a ninguno de los miembros, todo se sabía, ahora era tiempo de escapar. Justamente el escape, la condena que desde ahora debían cumplir perpetuamente. Salieron del recinto oscuro, se marcharon rápidamente cada uno en su vehiculo, ya que era la madrugada y en pocas horas saldría el periódico del lugar.

A primeras horas, cuando el diario llega a los hogares, se empezaron a escuchar gritos por todos lados. Rápidamente grupos de personas se empezaron a agrupar en la puerta de la sede central del club, algunos envueltos en sus banderas hechas a mano, otros con los rostros todavía pintados, muchos todavía con los ojos hinchados y los gorros en la mano. Todos tratando de pedir una explicación, gritando al viento, sentados en el cordón de la vereda, otros tratando de abrir la puerta de la sede que ahora mas que nunca está cerrada.

En un estado total de ciclotimia, totalmente justificado, esos mismos que horas atrás en medio de los llantos, la desilusión, los aplausos y el aliento, porque a pesar de haber descendido de categoría, reconocían a los jugadores de su glorioso equipo, ya que a pesar de la derrota, se entendía que ellos, esos guerreros valientes, dejaron todo en el campo de juego para poder dejar al club en la categoría, que sus lagrimas eran de la bronca que genera perder un partido trascendental. Esos mismos que horas antes eran despedidos con aplausos, ahora se convirtieron en los más grandes canallas, ladrones de ilusión, estafadores de sueño y esperanzas, y sobre todo traidores al club.

Ya estos defenestradores del club se encontraban en otras ciudades, arreglando sus nuevos contratos, buscando el apoyo en aquellos que prometieron algo a cambio de la traición, ahora esos mismos se dieron cuenta de que estaban solo, porque todo era una farsa tan grande como su maldad, y que las ilusiones de sacar rédito con esto, ahora era una gran mentira. Igual el daño ya estaba hecho, el dolor en el pueblo seguía sangrando.

Allá en la puerta central del club, eran miles de personas que si bien las lagrimas seguían siendo de tristeza, mezclada con mucha bronca, esa que eran culpa de una manga de atorrantes que por unos mugrosos billetes prometidos, habían vendido lo que nadie se atrevería a vender, los colores.

No existe peor traición que la que lastima el corazón.


THE SHINING OF THE SUN
Cuestión de amor a los colores

1 comentario:

sqa dijo...

No soy demasiado futbolero, pero me sigue sorprendiendo, cautivando y conquistando el alma, corazón y tripas que pones en todo lo que escribes, porque no escribes si no sientes.

Un abrazo lleno de todo el sol que hay ahora por acá. Y, también, sigue trazando caminitos, pequeñas y verdes veredas hasta el centro del corazón, que ya he aprendido a esperarlas con ganas.