miércoles, 19 de agosto de 2009

ADENTRO

De repente me encontré con una margarita en mi mano, como buen amante de los mitos y sabiendo que esa flor brinda respuestas. Decidí cortarle el primer pétalo blanco; aunque no le realice ninguna pregunta, empecé a recordar todas las mentiras en las que había estado metido, esas injurias, que muchas veces sin maldad o sin intención de perjuicio a nadie había cometido, en pos de una ambición que me daba hasta asco a mi mismo. Sentí mucha vergüenza, en mis ojos se recreaban todos aquellos engaños y falacias inventadas, esas cosas que lastiman en silencio, pero que duelen mucho. Siempre estuve en contra del engaño, la estafa, la viveza estupida; y si era yo el que la margarita mostraba destrozando la confianza del prójimo.

Lloré por varias horas, luego me reincorpore y esta vez si le hice una pregunta a la flor que adorna los mas bellos jardines. ¿Por qué perdí al amor de mi vida?, corte el pétalo. Sentí que me caía y se me venían enzima pesadas piedras, en la primera que me golpeo me hizo ver la codicia, esa maldita avaricia que tenia, no me dejaba disfrutar de los pequeños momentos de gran felicidad que me regalaba mi amada perdida. Rápidamente llego otra que esta me partió la cabeza, en ella se veían miles de fotos en que la que con mis malditos actos lastimaba a ella, si yo que le juraba amarla, no me daba cuenta cuanto la lastimaba. Me levante y grite ¡basta!

Con la cara llena de sangre, sentí un ardor en mis dedos, era la margarita que me estaba cortando con uno de sus pétalos que se caía. El piso se mancho con sangre y ahí pude ver miles de escenas con mis amigos, mis compañeros de trabajo, mis viejos, mis profesores, mi ex novia, hasta una vecina que hace diez años que no la veo. Todas ellas salían dándome un abrazo, un beso, una caricia, un empujón, un saludo, un apretón de mano, un grito, un aplauso, un signo de amor. Al final del charco estaba el pétalo desprendido, con una carta anónima, ella solo decía lo siguiente: sin ti yo ya no podría mas existir.

Mire mi mano sangrando, y me di cuenta de que la margarita no estaba, se había esfumado, quise buscarla, algo no me dejo, quise gritar, algo no me dejo, también quise salir corriendo, no pude. Comencé a comprimirme, a meterme por la llaga de mi mano, hasta que me encontré adentro mió, tan adentro que sentía mi corazón como una campanada feroz. Ahí vi la margarita, o eso creo, formaba parte de la vena central de mi corazón, esa que la unía, no solo con las demás células sino que también con mi alma.

Era esa vena la que me estaba hablando, era ella que quería mostrarme algo que no podía ver, si siempre se puede ver el alma, aunque se disfrace de flor.


THE SHINING OF THE SUN
Busca adentro que estoy yo

1 comentario:

sqa dijo...

Siempre estamos buscando adentro en busca de respuestas y, a veces, llegan de golpe y podemos sentir que nos ciegan y nos rompen. Pero es tan bueno comprender...
Tú mismo también lo dices, nunca has querido hacer daño a nadie, y eso es quizá más importante de lo que pensamos...

Te mando todo el cariño que espero que te llegue con este abrazo.